domingo, 6 de diciembre de 2009

Si esa fragancia tenue logró inundar mis trozos, esos trozos llenos de resignación, sólo puedo argumentar su complicidad y tanto aquel amor que jamás fluyó, aun así en nuestro corazones quedó. Perduró y perdurará. ¿Bueno, malo, quién sabe en realidad?
El botón de ese sentimiento al que le dimos vida propia, más ahí quedó. Algo de cenizas quedan ya. Nada más.
Cada vez más partícipes de esta lucha, en contra de nosotros mismos. El ganarle a la pasión de tus brazos, a la calidez de tus labios, a la confianza de tus ojos. Esa confianza que solo tú me entregas. Esa fría mirada que me merodeaba a ratos. Se transformo en la grata compañía de tu cuerpo.

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